Seguro que os ha pasado que a cierta hora de la noche os suele entrar sueño o bien tenéis un horario más o menos fijo para ir al baño por la mañana. ¿Esto a qué se debe?
Pues tiene relación con el ritmo circadiano. Tranquil@, si no sabes que és; ¡Saldrás siendo todu un expert@ en la materia!
Primero de todo, la palabra “circadiano” proviene del latín – circa (alrededor) y diano (día)- y alude a todo lo que pasa alrededor del día dentro de nuestro cuerpo cada 24 horas. Se podría ver como un reloj interno, un ciclo de 24 horas en el cual nuestro organismo se verá influenciado por factores externos como dormir, despertar, comer, trabajar o hacer ejercicio físico.
¿Y que pone en hora a este reloj interno? Principalmente la luz solar. No obstante, la luz eléctrica nos ha dado más horas de luz que las que tenía prevista la naturaleza.
En otras palabras, hay procesos internos de nuestro cuerpo que sucederán a ciertas horas por factores externos, como puede ser nuestro ritmo de vida durante el día; o factores internos como puede ser la temperatura, melatonina o presión arterial.
¡Con un ejemplo se entenderá todo mejor! Por la noche se desprende más melatonina para que podamos dormir, en cambio, por la mañana disminuye para que estemos activos. En cambio, nuestra presión arterial y temperatura disminuye por la noche y son mayores por el día.
Aquí es dónde entra la dieta, además de todos los factores que hemos mencionado como la luz solar, la temperatura del día, la actividad física etc. La dieta puede desajustar los millones de relojes que tienen nuestras células. ¿Cómo sucede esto?
Los nutrientes pueden modular la manera en que se expresan determinados genes los cuales alteran el comportamiento de la alimentación en el hipotálamo (área del cerebro encargada de regular el ciclo del hambre entre muchos otros). Este proceso queda regulado por el ritmo circadiano, el cual se puede sincronizar con la digestión y alimentación pues el intestino está activo por el día y si cambias tus horarios de alimentación, se altera el ritmo normal de la función intestinal. No nos podemos olvidar de que hay proteínas que tienen ritmos circadianos para transportar los nutrientes que absorbe nuestro organismo.
Por lo tanto, la ingesta es mejor a ciertas horas del día igual que la administración de fármacos. Es decir, debido a que nuestros órganos actúan diferente según la hora del día, la cantidad de comida, la flexibilidad horaria de comida o la falta de ejercicio físico, una alteración en el ritmo circadiano puede resultar en patologías o factores de riesgo para nuestro organismo.
¿Qué se puede concluir de esto? Es importante establecer un horario regular para nuestro día a día, tanto para dormir o despertarse, como la distribución de las comidas y del ejercicio.
Así que ya sabéis, antes de alterar alguno de estos factores ¡Tened en cuenta el ritmo circadiano!